Soy víctima del clickbait. No hay semana que pase que no caiga en un ensayo de Substack sobre Booktok o sobre cómo cierto escritor mormón muy famoso se descarriló y tiró su trabajo al aire por incluir temas LGBTQ+. Me repito mil veces que no voy a volver a caer, que no voy a darle el tiempo ni la energía a lo que piensen los demás, pero igual caigo y me molesto y quiero discutir una y otra vez por qué la gente siente la necesidad de criticar lo que otros leen, cuánto leen, y hasta el género que leen.
En un mundo con más libros que tiempo libre, dejen que la gente lea lo que quiera.
Soy víctima del algoritmo. Sé lo que probablemente encontraré, pero aun así le sigo dando clic, lo veo, lo comparto y cierro la aplicación. ¿Por qué tanto esnobismo en Substack? ¿Por qué creernos mejores por leer poesía? Tu esnobismo no es dañino mientras seas consciente de ti mismo y estés acá para divertirte y no para hacer daño con tus opiniones.
Pero cuando se trata de misoginia, clasismo y discriminación por gustos y orientación sexual, créeme, voy a denunciar tu criterio intelectual. Antes que nada, ¿por qué te metes en los asuntos de otros lectores? Ya sea por cuánto leen o qué libros les gustan, todos en Substack tienen mucho que decir sobre hábitos de lectura que no son los suyos.
¿Por qué te importa tanto? No eres mejor que nadie. No finjamos que no sacaste tus recomendaciones de una cuenta en TikTok que seguro vienes luego a criticar acá. Leer solo clásicos no te hace erudito. Leer En busca del tiempo perdido no te hace profundo. Te convierte en un lector crónico, como el resto de nosotros. Así que dejemos de lado las apariencias.
Hablemos de la presión de cuánto lees, cuánto vales.
La lectura como desempeño. Y es que algunas personas se sienten presionadas por la gente que lee más que ellas. Realmente presionadas. Pero ¿por qué, al encontrarnos con alguien en redes sociales que ha leído 100 libros en lo que va de 2025, el primer instinto es criticar, asumir que lo hace por las vistas, que Booktok y el consumismo han arruinado la manera de leer? Fui víctima de ese pensamiento, pero ahora es como: no me importa cuántos libros lees al mes, persona que desconozco, pero bien por ti, sigue así.
arte: Yukiko Noritake
Y es que no sé nada de esa persona. No sé si ocupa su tiempo leyendo en vez de ver televisión, si está desempleado, o enfermo, o en año sabático. Estoy segura de que si le pregunto a la mamá de mi novio, una señora retirada de casi 80 años, inscrita en tres clubes de lectura, su cuenta pasa de los 100 libros al año. Y es que cómo no, si su estilo de vida da para eso.
No todos buscan atención ni influencia; a algunos simplemente les gusta leer y compartir su pasión con la comunidad.
No eres mejor que nadie por negarte a proponer un reto de lectura en Goodreads. Tampoco por no considerar leer audiolibros o novelas gráficas. ¡Esas son tus opiniones, deja de proyectarlas en los demás!
Hace poco leí acá un artículo que dedica una cantidad absurda de tiempo a obsesionarse con una chica que terminó el nuevo libro de Los Juegos del Hambre en menos de 24 horas. Básicamente, “solo quiere ser la primera en terminarlo para crear contenido” era la esencia del mensaje. Y si es así, ¿a ti qué te importa? Qué pecado que una mujer aproveche su tiempo libre y haga con él lo que mejor le plazca.
Y es que si nos ponemos a ver, siempre hemos sido influenciadas en qué leer. Mis tías me influenciaron cuando una de ellas me regaló mi primer libro de Agatha Christie. A su manera, ella me estaba influenciando en leer libros de misterio y compartir ese gusto con ella. O mi mamá, que ama leer obras de teatro... lo siento, mamá, te fallé: no me gusta leer ese género. Cuando le pregunto a mis amigas qué están leyendo, también me están influenciando. Cuando buscas en internet recomendaciones de libros, es lo mismo.
Quiero cerrar pidiendo perdón por tanto odio que lancé a la comunidad de Booktok o Bookstagram hace años, por no entender su ritmo de lectura. Y aunque todavía no lo entiendo, gracias por influenciar esa torre de libros en la sala de mi casa, que siguen esperando ser leídos.